CAMANÁ Y SU FUNDACIÓN ESPAÑOLA
COMO SE FUNDA CAMANÁ
Llegado el siglo XVI La conquista del Tahusantinsuyo por los españoles está consumada, Huascar es derrotado tras duras batallas que la valiente resistencia del pueblo indígena lidió contra sus invasores. Los españoles no pudieron someter tan fácilmente a los indígenas quienes en número y arrojo defendieron férreamente su suelo, fue asi que la inmediata rebelión de Manco Inca, tenía en vilo y atrincherados concentrando sus huestes y caballerias en la ciudad del Cuzco y Lima respectivamente, siendo conscientes que al andar dispersos por todo el territorio sometido corrían el riesgo de perecer en manos de los naturales sublevados.
Vencido Manco Inca, surge un nuevo conflicto, la guerra civil entre almagristas y pizarristas por la codiciosa posesión de la muy insigne y valerosa ciudad del Cuzco, la más importante cabeza de los reinos del Perú. Almagro había tomado como prisionero a Hernando y Gonzalo Pizarro, viendo que sus vidas corrían eminente peligro un capitán pizarrista, Gómez de león en se dirige a Lima en marcha forzada a informar al marqués don Francisco Pizarro de la suerte de sus hermanos. Para su largo recorrido y como medida de fácil orientación por el mar, debió tomar la costa y es entonces que Gómez de León conoce el valle de Camaná en el mes de febrero de 1537 y toma nota de su extensión, riqueza y belleza, encuentra al marqués en la población de Mala y al comunicarle los acontecimientos del Cuzco, Pizarro premia su lealtad nombrándolo jefe de su escolta y a su vez le hace encomendero de los valles de Camaná y Majes.
Pizarro no conocía entonces Arequipa y a Camaná no llegaría nunca, la recompensa a Gómez de León se explica por el pedido de éste que conoció el valle al pasar por el, de mensajero. Las explicaciones de las bondades y recursos singulares de este valle daban a Pizarro una idea de la magnitud de su importancia, sin embargo, Pizarro llega a Arequipa, sin pasar directamente por el valle de camaná en el mes de setiembre de 1539, pero no decide fundar alli la ciudad proyectada en el sur para que sirviera de enlace entre la antigua capital imperial y la nueva ciudad de los reyes.
Pizarro para sus planes estratégicos necesitaba de un lugar situado en la costa capaz de recibir por mar las órdenes impartidas de la gobernación de Lima y trasmitirlas por tierra al Cuzco, que comprometía entonces, toda la atención e interés del conquistador. En Arequipa encuentra todos los atractivos con los que embruja al visitante su radiante sol, su ambiente primaveral y su paisaje lleno de matices, pero el marqués no era romántico, sino hombre de acción y antes de dejarse ganar por la belleza de la comarca tenía que dirigirse al Cuzco y en esta ciudad toma la decisión pendiente.
Con las referencias que Pizarro tenía de Gomez de León acerca del valle de Camaná, convoca la comisión confidencial con el objeto de discutir la conveniencia o no de la eleccion de la villa. Dicha comisión fue presidida por el capellán consejero y hombre de confianza de Pizarro Garcí Diaz Arias, dada la confianza que tenía éste con el Marqués, su opinión fue fundamental para designar a Camaná como zona estratégica para los fines reales, que permitiría establecer la tercera ciudad más importante del Perú situada entre Cuzco y Lima.
La primera expedicón fundadora llevaría oficialmente a los tambien primeros españoles con dirección al valle, ya que este había sido vistado esporádicamente por marchantes en dirección a Lima como el caso de Gómez de León, reconocido por Pizarro como encomendero de la zona y primer vecino español que tuvo Camaná.
Para el cumplimiento cabal de tal fin, Pizarro encargó en la cabeza de la expedición a tres notables personajes seleccionados en virtud de su lealtad a la corona y eficiencia en sus actos.
Garcia Manuel de Carvajal, natural de Plascencia, provincia de Extremadura, quien llegó al Perú en 1537, hijo Hidalgo y leal vasallo de su majestad junto al ilustre Alonso de Cabrera y Pedro Barroso. Lo acompañaban en la tarea el encomendero y veedor del valle Gómez de León, los sacerdotes Pedro Bravo, Diego Manso y Garcí Diaz y los nobles Fernando de Silva, Hernado de Torres, Luis de León, Lucas Martines Vegasso, Andrés Jiménez, Nicolás de Almoazan, el escribano Alonso de Luque y los españoles Antonio Rodríguez Picado, Juan de la Torre, Pedro Pizarro, Miguel Cornejo; Francisco de Villafuerte, Francisco Noguerol de Ulloa, Juan Diaz de Betanzos, Juan de Nava, Martín López de Carvajal, Juan Crespo, Juan Lopez de Ricalde, Juan Alexandre, Diego Hernandez de la Cuba, Pedro Benitez, Diego de Arbierto, Juan de Santiago,, Juan Romo Baltasar de Armenta, Francisco Pinto, Alonso Ruiz, Pedro Godines, Lope de Alarcón, Juan Ruiz de León, Juan Flores, Juanes Navarro , Gonzalo de Aguilar, Lope de Idiaques, Juan de Sarves, Francisco Gomez, Pedro Hrernandez de Segovia, Diego Martin, Francisco Sanchez, Diego Gutierrez de Mendoza, Francisco Montenegro, Pedro Iris, Pedro Mendoza, Francisco de Ávila, Hernando de Rivera, Juan de Herrera, Pedro de Valdivia, entre otros.
Puestos de acuerdo los comisionados del marqués don Francisco Pizarro sobre el lugar más conveniente para la fundación de Camaná eligen la llanura de Huacapuy, la primera en recibir los rayos del sol cuando éste aparece por las lomas orientales. Alli ya radicaban alrededor de 15,000 nativos quechua descendientes de los aymaras y los changos. Vista la zona se procedió a determinar el area de la plaza mayor y en el centro se plantó la pica consistente en un grueso palo, símbolo de jurisdicción civil y criminal del pueblo naciente, se designa el solar destinado al cabildo y en la misma plaza se planta la cruz que indica el de la capilla cristiana que debía ser construida por los fundadores. Cumplidos con estos actos preliminares se procede al ceremonial feudal de rito en esa época sentando el acta el escribano público de su majestad Alonso de Luque.
Presidió el acto el alcalde mayor Alonso de Cabrera y Garci Manuel de Carbajal, que tuvo a su cargo la ceremonia vestido de gala con casco y armaduras metálicos deslumbrantes al sol, avanza hacia delante separándose del grupo con el estandarte de castilla en la mano izquierda y en la diestra la brillante espada blandiendo ésta hacia los cuatro puntos cardinales contra quienes pretendieran interrumpir sus destinos oponiéndose a su progreso, bate los pendones de Castilla como símbolo de dominio y el padre Rodrigo Bravo, primer párroco de Camaná y Diego Manso se encargan de la ceremonia bautismal, bendiciendo los solares designados para los establecimeitos públicos y religiosos arrojando agua bendita, mientras que pronunciaban los latinajos litúrgicos para tales actos y asi quedó consumada la fundación primitiva de la villa hermosa Camaná en un paraje incomparable.
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