Trasladados los fundadores españoles al valle de Arequipa, muchos de estos continuaban vinculados, administrativa y económicamente con Camaná, como el caso más evidente citamos el de Juan de la Torre, primer alcalde de Arequipa quien al enterarse de la muerte del encomendero Gómez de León en Huarina, pide para si las lomas de Camaná para sus ganados, Camaná ubérimo valle no podía suciumbir ante el ardid de un grupo de ambiciosos y codiciosos conquistadores, quienes pretendieron desaparecer como asi fue de la “oficialidad” al valle cuando en la práctica seguian lucrando y beneficiándose del mismo, la frase mencionada por Pizarro en la provisión del 6 de junio en el caso de la decisión del traslado “ Doy por ninguna la población del valle de Camaná” la categórica afirmación que devela que para Pizarro después del suceso histórico, Camaná ya no existía, pero Pizarro, el marqués, fue burlado y como Pizarro no estuvo nunca en Camaná, es posible que haya muerto creyendo que sus compatriotas ejecutaron fielmente las disposiciones dadas por él y que Camaná desapareció totalmente quedándose como únicos habitantes los “feroces y malvados zancudos”, cuando la realidad era totalmente distinta.
Fue asi que el avance de los años mantuvo intangible la belleza y prolijidad del valle, prolijidad por cierto que hizo prevalecer la condición natural de villahermosa que históricamente le correspondía, cual impulso telúrico de su suelo marino, pronto pesan sobre el Virrey de ese entonces, influencias y sugerencias para que devuelva a Camaná la categoría política de la que fue privada por el traslado a Arequipa tres lustros antes.
Las Lomas Grandes de Camana y sus titulos imprecisos:
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